Carnaval San Nicolas de los Ranchos
19 images Created 11 Jan 2017
Los xinacates de San Nicolás de los Ranchos
Fotos: Rodrigo Cruz
Texto: Miguel Ángel Andrade
Las festividades prehispánicas se fundieron con las católicas luego de un complejo proceso de sincretismo que evoluciona día con día. Un ejemplo de esa fusión son los xinacates que conviven con los huehues en el carnaval de San Nicolás de los Ranchos, municipio ubicado en las proximidades del volcán Popocatépelt, cerca de la ciudad de Puebla.
La población de San Nicolás de los Ranchos participa en el carnaval en dos bandos, “los máscaras” y los xinacates, éstos, también llamados judíos o pintados, vagan por las calles de San Nicolás en grupos desde cinco hasta una veintena de integrantes. Ocultos tras una máscara, usualmente de luchador, los xinacates recorren su comunidad asustando a paseantes y turistas que los fotografían gustosos sin importar el constante peligro de manchar sus ropas.
Los “pintados” hacen honor a su nombre, para lograr este aspecto utilizan aceite quemado de automóvil o pigmentos para cemento, algunos arrastran cadenas para llamar la atención de los turistas, quienes ven en esta danza de metal y color el regreso de los de los demonios de la tierra, de los entes telúricos que bendecirán la cosecha de este año.
La celebración finaliza antes del miércoles de ceniza, cuando las pasiones deben quedarse en la máscara; la pintura y el relajo se quedan en el vapor del baño que guarda, silencioso también, los rumores del carnaval.
Fotos: Rodrigo Cruz
Texto: Miguel Ángel Andrade
Las festividades prehispánicas se fundieron con las católicas luego de un complejo proceso de sincretismo que evoluciona día con día. Un ejemplo de esa fusión son los xinacates que conviven con los huehues en el carnaval de San Nicolás de los Ranchos, municipio ubicado en las proximidades del volcán Popocatépelt, cerca de la ciudad de Puebla.
La población de San Nicolás de los Ranchos participa en el carnaval en dos bandos, “los máscaras” y los xinacates, éstos, también llamados judíos o pintados, vagan por las calles de San Nicolás en grupos desde cinco hasta una veintena de integrantes. Ocultos tras una máscara, usualmente de luchador, los xinacates recorren su comunidad asustando a paseantes y turistas que los fotografían gustosos sin importar el constante peligro de manchar sus ropas.
Los “pintados” hacen honor a su nombre, para lograr este aspecto utilizan aceite quemado de automóvil o pigmentos para cemento, algunos arrastran cadenas para llamar la atención de los turistas, quienes ven en esta danza de metal y color el regreso de los de los demonios de la tierra, de los entes telúricos que bendecirán la cosecha de este año.
La celebración finaliza antes del miércoles de ceniza, cuando las pasiones deben quedarse en la máscara; la pintura y el relajo se quedan en el vapor del baño que guarda, silencioso también, los rumores del carnaval.